El País
Los principios morales y éticos "obligan a todos sin excepciones" y "están por encima de cualquier consideración, incluso de las personales o familiares", ha dicho en su discurso de Nochebuena el Rey, en una alusión velada a las sospechas de corrupción que pesan sobre su padre, Juan Carlos I. Fueron solo 87 palabras al final de un discurso de 1.697, el mensaje navideño más largo de los siete que Felipe VI ha pronunciado hasta ahora. La mayor parte de su intervención la dedicó a transmitir ánimo a la sociedad ante el sufrimiento causado por la pandemia y a llamar a un "gran esfuerzo nacional" para superar sus consecuencias.
"Ya en 2014, en mi proclamación ante las Cortes Generales, me refería a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas", ha señalado Felipe VI. "Unos principios que nos obligan a todos sin excepción; y que están por encima de cualquier consideración de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares", añadió.
Las palabras que ha empleado para referirse a su padre, sin mencionarlo, han sido muy medidas. No ha dicho que "la Justicia es igual para todos", como hizo el propio Juan Carlos I en 2011, en alusión a su yerno Iñaki Urdangarin, implicado en el caso Nóos. Hacerlo habría supuesto reconocer que el rey emérito tiene problemas con la justicia y, de momento, la Fiscalía del Supremo no ha presentado denuncia por los tres asuntos que está investigando.
El Rey ha preferido hablar de "principios éticos" porque, aunque fuera exonerado penalmente, Juan Carlos I ha presentado ante Hacienda una propuesta de regularización de casi 700.000 euros; lo que supone reconocer que cometió fraude fiscal.
Desde que, el 15 de marzo, la Casa Real anunció que Felipe VI retiraba a su padre la asignación económica oficial y renunciaba a cualquier herencia que pudiera corresponderle de sus bienes en el extranjero, el Rey no se había referido en público a la situación de Juan Carlos I, instalado en Abu Dabi desde que salió de España el 3 de agosto. Eso había generado la expectativa de que lo hiciera en su discurso navideño.
Finalmente, el Monarca optó por reivindicar los principios éticos que, dijo, le guían desde su discurso de proclamación, el 19 de junio de 2014, cuando subrayó que la Corona "debe observar una conducta íntegra, honesta y transparente". Y agregó que estos principios están por encima de cualquier consideración de tipo personal o familiar. "Así lo he entendido siempre, en coherencia con mis convicciones, con la forma de entender mis responsabilidades como jefe del Estado y con el espíritu renovador que inspira mi reinado desde el primer día", añadió. Al vincular "la conducta íntegra, honesta y transparente" con el "espíritu renovador" de su reinado, cabe deducir que no siempre fue así.
Frente al lenguaje eufemístico empleado para referirse a la situación de su padre, el Rey ha usado un tono directo y emotivo al abordar los efectos de la pandemia. Ha aludido a las medidas sanitarias que han impedido reunirse a muchas familias estas Navidades, al "vacío imposible de llenar" dejado por los fallecidos, a quienes siguen luchando contra la enfermedad y sus secuelas, a los que viven "la angustia del desempleo" o la tristeza por haber perdido su negocio. "2020 ha sido un año muy duro", ha afirmado, asumiendo que muchos caigan en "el desánimo o la desconfianza". Aunque "la situación es grave", ha pedido afrontar el futuro con determinación: "Ni el virus ni la crisis económica nos van a doblegar [...] Con esfuerzo, unión y solidaridad, España saldrá adelante", ha enfatizado.
Tras asegurar que la superación de la crisis vendrá de la mano de la ciencia, con vacunas —las primeras se administrarán en España el domingo— y tratamientos eficaces, ha subrayado que "la responsabilidad individual sigue siendo imprescindible" y ha pedido "no bajar la guardia".
El Rey ha advertido del riesgo de que la crisis económica causada por la covid-19 "derive en una crisis social", señaló que los jóvenes "no pueden ser los perdedores" y ha instado a "proteger a los más vulnerables y luchar contra las desigualdades que la pandemia ha creado o agravado".
Ante la dimensión de los retos, "enormes pero no insalvables", ha pedido "un gran esfuerzo colectivo [...], un esfuerzo nacional" para superarlos. España, ha dicho, "se ha sentido más unida que nunca en su lucha y resistencia" ante la pandemia; y, aunque hay "aspectos que necesitan ser mejorados y reforzados", ha demostrado ser "una sociedad fuerte con un Estado sólido", como han ejemplificado las Fuerzas Armadas, Cuerpos de Seguridad, Protección Civil, Emergencias y otros servicios públicos.
Europa y la Constitución
El Rey ha elogiado el "compromiso firme" de la UE "con la sostenibilidad y recuperación económica", a través del programa de reconstrucción, que para España supondrá hasta 140.000 millones en ayudas europeas, lo que ofrece "una oportunidad de avanzar y progresar".
Y ha reiterado su compromiso con la Constitución, a la que, ha dicho, "todos tenemos el deber de respetar", ya que "es el fundamento de nuestra convivencia social y política; y representa, en nuestra historia, un éxito de y para la democracia y la libertad".
Frente a la polarización política, Felipe VI ha recordado que los avances de los últimos años "son el resultado del reencuentro y el pacto entre los españoles después de un largo periodo de enfrentamientos y divisiones". "Los valores democráticos, el respeto a la pluralidad y las diferencias y la capacidad de dialogar y alcanzar acuerdos son principios que no pierden nunca vigencia", ha señalado. "Con esfuerzo, unión y solidaridad, España saldrá adelante. Con todos y para todos. Y, como Rey, estaré con todos y para todos", ha subrayado, dejando clara su voluntad de ser Rey de todos los españoles y no solo de una parte.