lunes, 17 de junio de 2019

El Rey, investido caballero de la Orden de la Jarretera


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ABC

La Reina de Inglaterra ha investido este lunes al Rey de España caballero de la Orden de la Jarretera en una ceremonia de pompa y circunstancia que se ha celebrado en el Castillo de Windsor y la Capilla de San Jorge en la que también ha sido investido el Rey de los Países Bajos y que ha reunido a la mayoría de los miembros de la Familia Real británica. En un semisoleado día británico, Don Felipe recibió los atributos de la Jarretera, una orden tan antigua y prestigiosa como el Toisón de Oro español. La primera parte de la ceremonia se ha celebrado a puerta cerrada y la Casa del Rey no ha podido confirmar si Don Felipe ha recibido, entre los demás atributos de la orden, la singular liga que simboliza esta condecoración. Tan singular es este símbolo que en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial hay un retrato de Felipe II con la famosa liga de la Jarretera.

La ceremonia, que empezó a las doce del mediodía, transcurrió en dos actos. Primero se celebró la investidura en el Salón del Trono del Castillo de Windsor, donde la Reina presidió el capítulo de la orden como Soberana de la misma. Isabel II, vestida con la larga capa de la Jarretera y cubierta con el sombrero de terciopelo negro con pluma de avestruz, presidió una ceremonia en la que los caballeros y las damas de la orden y el resto de los invitados se sentaron en los laterales del salón formando dos largas filas. Los asientos más próximos a Isabel II los ocuparon los Reyes Felipe y Guillermo Alejandro.

Durante la ceremonia, el Monarca español, que lucía un chaqué, fue llamado a colocarse ante la Reina para recibir los atributos de la Jarretera. Según la leyenda, el origen de esta condecoración, creada en 1348 para reconocer el valor y la lealtad, se debe a que el Rey Eduardo III estaba bailando con la condesa de Salisbury, cuando a esta dama se le cayó una liga azul y, para evitar que ella se avergonzara, el Monarca la recogió del suelo y se la puso. Por ello, el lema de la orden es: «Honi Soi Qui Mal y Pense» (averguéncese quien tenga un mal pensamiento).

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