Madrid. (EFE).- Los Príncipes de Asturias celebran mañana diez años de matrimonio en los que doña Letizia ha completado, con un estilo nuevo y una agenda centrada en la educación y la salud, la creciente actividad de don Felipe, comprometido con los esfuerzos de los españoles, en especial los jóvenes, ante la crisis.
Las infantas Leonor y Sofía garantizan la continuidad institucional de la Corona y han hecho visible en estos últimos años el interés de los Príncipes por preservar la privacidad e imagen de sus hijas, la preocupación por su educación y el deseo de asegurarles un estilo de vida lo más próximo posible a la normalidad del resto de niños de su edad.
Cuando la hasta entonces periodista Letizia Ortiz contrajo matrimonio con el Príncipe en la catedral de la Almudena aquel lluvioso 22 de mayo de 2004, él había completado un largo proceso de formación y asunción progresiva de funciones como Heredero, entre ellas la representación de España en la investidura de presidentes iberoamericanos, pero nada estaba fijado sobre el papel de la Princesa.
Con el ejemplo cercano de la Reina, ella misma creó y consolidó un espacio propio de trabajo, con actividades en favor de la infancia y la juventud, la educación, la lucha contra enfermedades penosas y la investigación científica, que se suman a los numerosos viajes oficiales y actos públicos compartidos con el Príncipe.
El apoyo a colectivos de discapacitados como las personas con problemas visuales, con sordera o trastornos autistas y la ayuda a los menores de edad en su formación y en la adquisición de hábitos saludables se compaginan en su agenda con la presidencia de honor de la Asociación
Española contra el Cáncer (AECC), que ejerce de forma activa, y con su dedicación a quienes sufren patologías poco frecuentes, las denominadas "enfermedades raras".
Este compromiso la llevó en 2010 a Berlín para intervenir en una entrega de premios de investigación invitada por la esposa del presidente alemán, un viaje que constituyó su primera visita sola al extranjero como Princesa, aunque su participación en actos oficiales sin el Príncipe había comenzado en España pocos meses después de su boda y su primer discurso institucional se remontaba a 2005.
En todo caso, siempre deja claro que, para ella, las prioridades son su familia y el apoyo a la labor institucional del Heredero de la Corona, especialmente visible en la entrega anual de los Premios Príncipe de Asturias y, desde 2009, en el conjunto de iniciativas que promueve la Fundación Príncipe de Girona para ayudar a los emprendedores y fomentar oportunidades de trabajo para los jóvenes.
En los últimos diez años, los Príncipes han recibido juntos a más de 7.200 representantes de todos los sectores de la vida española en 248 audiencias con cobertura informativa y han intervenido en 1.516 actos oficiales.
A ello hay que sumar las actividades institucionales individuales de don Felipe, que se ha reunido en este tiempo con más de 10.800 personas en 571 audiencias públicas, además de asistir a 938 actos oficiales, y la agenda propia de doña Letizia, quien ha recibido a más de 2.100 personas en 107 audiencias y ha asistido a 190 actos oficiales.
La Princesa ha contribuido asimismo a consolidar el papel de don Felipe como promotor de los intereses españoles en el extranjero a través de 73 viajes en los que han visitado 38 países de cuatro continentes, sin olvidar las 70 visitas del Príncipe a 39 países -incluidas 38 tomas de posesión iberoamericanas- y los dos viajes de doña Letizia a Ginebra para reunirse con expertos de la OMS.
Entre especulaciones sobre unos supuestos preparativos de abdicación, que la Casa del Rey siempre ha desmentido y con doña Letizia sometida a escrutinio continuo por parte de todo tipo de medios, la creciente actividad oficial de los Príncipes ha sido más patente durante los últimos cuatro años, como consecuencia de las nueve intervenciones quirúrgicas a que se ha sometido el Monarca.
También han sido años marcados por el distanciamiento público de la infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarin, sometidos a investigación judicial por el caso Nóos, años en los que don Felipe ha insistido en sus llamamientos a la ética y la transparencia en el desempeño de responsabilidades públicas.
Hace solo unos días, la presencia de las infantas Leonor -de ocho años- y Sofía -de siete- junto a sus padres en la tribuna de una ceremonia militar en la base aérea de San Javier reforzaba la imagen de continuidad institucional de la Corona, la de unos Príncipes listos para ejercer sus futuras obligaciones y un Heredero preparado para asumir la jefatura del Estado cuando llegue el momento.
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