José Antich
La Vanguardia
Como es tradición, la celebración de la Pascua Militar en el Palacio Real sirvió para marcar la reanudación del curso político y el fin de las vacaciones navideñas. En este caso, además, el acontecimiento que presiden los Reyes ha venido precedido de las palabras de don Juan Carlos durante su mensaje de Navidad, y que ya han merecido más de una reflexión, en las que reiteraba su voluntad de continuar "cumpliendo siempre con ilusión" sus funciones constitucionales "al servicio de España". "Es mi deber, pero también es mi pasión", agregó el Monarca en tal ocasión. Ha valido la pena el interés mediático que han merecido las palabras de don Juan Carlos, pese a que desde que asumió la jefatura del Estado, en 1975, ha ejercido el cargo con dedicación y pasión. Más tarde, al encuadrarse sus funciones en la Constitución de 1978 y quedar definido en el artículo 1.3 que la forma política del Estado español es la monarquía constitucional, su papel institucionalizador y moderador ha resultado evidente cada vez que ha sido necesario. En momentos como los actuales, en que España tiene en demasiadas ocasiones una visión cainita que impide grandes acuerdos, el Rey juega con la habilidad y la astucia que le proporcionan la edad y la experiencia en su papel primordial. El paso de los años nos ha permitido conocer su actuación determinante en asuntos como el 23-F de 1981, las relaciones exteriores y, de una manera fundamental, su labor con Estados Unidos, Marruecos, Latinoamérica o las monarquías del golfo Pérsico, o bien su determinación ante los diferentes presidentes del Gobierno. En estos momentos de crisis económica, además, el Rey ejerce un papel cohesionador y estimulante. De ahí la admiración y el respeto que le profesa de una manera muy amplia la sociedad española.
Discurso del Rey
viernes, 7 de enero de 2011
La Pascua Militar
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