martes, 28 de noviembre de 2006

Don Felipe: «Estamos contentísimos»

El Príncipe durante su visita a Toledo. (Foto: EFE)

AGENCIAS
 
El Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, ha asegurado hoy en Toledo que toda la familia real "estamos contentísimos" de que la Infanta Doña Leonor vaya a tener "una hermanita".
El Príncipe de Asturias hizo estas declaraciones este mediodía a los periodistas momentos antes de visitar la Feria de la Solidaridad, que se celebra desde hoy en la capital de Castilla-La Mancha como una actividad paralela del IX Congreso Estatal del Voluntariado, inaugurado hoy.
A preguntas de los periodistas de por qué se ha dado a conocer tan pronto el sexo del futuro bebé, el heredero de la Corona Española afirmó que la Casa del Rey ha estimado oportuno hacerlo público en este momento, "porque el debate está en la calle".
Sobre dicho debate precisó que "no es cuestión nuestra", que son el Parlamento y el Gobierno "los que tienen que tomar cartas en el asunto, siempre con el mayor consenso posible".
Don Felipe, que ha acudido sin su esposa la Princesa Doña Letizia a la inauguración del Congreso, recordó a los presentes --a los que transmitió su saludo en su nombre-- que ella "siempre nos ha acompañado y seguirá haciéndolo siempre que no haya una causa de fuerza mayor".
De otro lado, su Alteza Real señaló que su esposa, Doña Letizia, "está bien" y, preguntado por el nombre de su segunda hija, precisó que están "pensando, debatiendo y haciendo listas de nombres", convencido, dijo, de que "habrá un debate familiar" en torno a este asunto.
Don Felipe de Borbón, que fue aclamado en la Plaza del Ayuntamiento por las personas allí concentradas, recibió durante su visita a Toledo algún peluche y otros regalos para su futura hija, que iban siendo colocados en el maletero del vehículo oficial.
El Príncipe de Asturias contestó así a las felicitaciones recibidas previas a su intervención por parte del alcalde de Toledo, José Manuel Molina, quien expresó su enhorabuena; y la presidenta de la Plataforma del Voluntariado de España, Carmen Laviña, quien también dio su enhorabuena a don Felipe "por tener una voluntaria más".
S.M. La Reina: «Estamos encantados»
S.M. La Reina dijo hoy que la Familia Real está encantada por el hecho de que el bebé que esperan los Príncipes de Asturias para primavera sea una niña. "Estamos encantados. Igual que nosotros; primero dos niñas y después, ya se verá", comentó la reina tras presidir la inauguración en Madrid de un congreso de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción que ella preside.
S.M. El Rey: «Estoy muy contento»
S.M. El Rey Don Juan Carlos aseguró hoy que está "muy contento" al ser preguntado por los periodistas por su futura nieta. Tras inaugurar en Málaga la nueva fábrica de Isofotón, líder nacional y segundo europeo en el campo de la energía solar, el monarca respondió brevemente a los informadores con frases como "muchas gracias" y "todo bien". Ante la insistencia de los periodistas, añadió que está "muy contento".

El Gobierno dice que la reforma constitucional no depende del embarazo de la Princesa

SERVIMEDIA EL MUNDO

MADRID.- El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, ha felicitado a los Príncipes de Asturias por su próxima hija y ha recalcado que este acontecimiento "no debe interferir" en los ritmos de la reforma de la Constitución, "un debate que requiere su tiempo".

En declaraciones a los periodistas en los pasillos del Congreso de los Diputados, antes de comparecer ante la Comisión de Justicia, López Aguilar ha recordado que el Gobierno "ha apostado con coraje por abrir un debate razonado sobre la oportunidad de tocar algunos aspectos de la Constitución".

"La Constitución es un éxito, pero que puede ser reformada en algunos puntos es absolutamente razonable, y el Gobierno ha propuesto cuatro puntos", aunque ninguno de ellos es "urgente, ni está condicionado por un hecho como el embarazo de la princesa de Asturias".

El responsable de Justicia insistió en que el Ejecutivo ha abierto la "oportunidad de que hagamos el trabajo y lo hagamos bien", y estas reformas requieren un "consenso amplísimo, no sólo parlamentario sino en la sociedad española".

En cuanto a la posibilidad de aprobar los cambios en esta legislatura, ha recordado que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llamó al acuerdo, "y parece claro que el PP no ha manifestado su voluntad de concurrir a la formación del consenso necesario".

Aseguró que con estas reformas -la no discriminación de la mujer en el acceso al trono, el Senado, la inclusión de la Constitución Europea y la denominación de las comunidades autónomas- "ni cambia la Constitución ni su espíritu, al contrario, la fortalece y la proyecta al futuro", y concluyó que el PSOE "no tiene miedo a los cambios".

Anuncio del sexo

El lunes, la Casa Real anuncio que el segundo hijo de los Príncipes será una niña. El heredero de la Corona y su esposa decidieron hacer público el sexo al considerar que se trataba de una información que debía ser transmitida para que las autoridades valorasen qué medidas es necesario adoptar en el futuro.

Felipe de Borbón, en una conversación con periodistas durante la recepción con motivo de la Fiesta Nacional, ya comentó que él y su esposa no tendrían inconveniente en dar a conocer el sexo del bebé si se consideraba oportuno, aunque indicó que ellos personalmente preferían no saberlo. Así ocurrió durante el embarazo de su hija y primogénita, Leonor.

El hecho de que los Príncipes de Asturias vayan a tener una nueva hija zanja, de momento, el debate sobre la necesidad de reformar la Constitución para que la Infanta Leonor pueda reinar y no se vea discriminada por su sexo.

Leonor de Borbón ocupa el segundo puesto en la línea de sucesión al trono, por detrás de su padre. Sin embargo, si hubiese tenido un hermano, habría retrocedido un puesto en virtud del precepto constitucional (artículo 57.1, Título II) que mantiene: "La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos".

El presidente del Gobierno se comprometió a modificar este apartado en programa electoral y posterior investidura.

La reforma de la Constitución que pretende el Gobierno sigue aún pendiente a pesar de que el Consejo de Estado dictaminó sobre la propuesta del Ejecutivo en febrero pasado. Entonces, el máximo órgano consultivo del Ejecutivo aconsejó citar expresamente a Don Felipe de Borbón en la Carta Magna para garantizar su condición de heredero, al tiempo que se eliminaba la preferencia del varón al trono.

[Ver informe del Consejo de Estado (PDF)]

lunes, 27 de noviembre de 2006

Los Príncipes de Asturias serán padres de otra niña

Los Príncipes de Asturias serán padres de otra niña
 
EFE

MADRID.- Los Príncipes de Asturias esperan para la próxima primavera el nacimiento de su segunda hija, informaron fuentes de la Casa del Rey.

Las citadas fuentes indicaron que el ginecólogo que atiende a la Princesa de Asturias en su segundo embarazo, Luis Ignacio Recasens, ha informado a don Felipe y Doña Letizia de que el bebé que esperan será otra niña.

Los Reyes han sido informados por los Príncipes de Asturias de que su octavo nieto será una niña, agregaron las mismas fuentes.

Zarzuela anuncó el pasado 25 de septiembre el segundo embarazo de la Princesa.

Durante el primer embarazo de Letizia, los Príncipes no hicieron público el sexo del bebé.

El hecho de que los Príncipes de Asturias vayan a tener una nueva hija zanja, de momento, el debate sobre la necesidad de reformar la Constitución para que la Infanta Leonor pueda reinar y no se vea discriminada por su sexo.

Leonor de Borbón ocupa el segundo puesto en la línea de sucesión al trono, por detrás de su padre, el Príncipe de Asturias. Sin embargo, si hubiese tenido un hermano, habría retrocedido un puesto en virtud del precepto constitucional (artículo 57.1, Título II) que mantiene que "La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos".

José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió a modificar este apartado en programa electoral y posterior investidura.

domingo, 26 de noviembre de 2006

La Reina

QUIZÁ la escena que explica la turbación de Isabel II, Reina de Inglaterra, en la magnífica recreación cinematográfica de Stephen Frears -The Queen- sea esa en la que Cherrie Blair recuerda a su marido, ya primer ministro, que en Gran Bretaña no existe Constitución. El aserto es una verdad a medias: no hay Carta Magna escrita sino una Constitución consuetudinaria que ha dotado a todo el conjunto del derecho británico de una versatilidad y flexibilidad del que carece el franco-latino que en España padecemos más que disfrutamos.
La Reina Isabel se enfrentó en agosto de 1997 a un hecho insólito: la Princesa de Gales -Diana Spencer-, divorciada ya de su hijo Carlos, heredero de la Corona británica, sin tratamiento de Alteza Real -lo que la excluía de la Familia Real- moría en París en un brutal accidente de tráfico. ¿Qué hacer? Isabel II actuó inicialmente conforme a pautas inerciales: el hecho -luctuoso, desde luego- era un «asunto privado» de la familia Spencer que concernía a la Familia Real sólo privadamente en la medida en que los nietos de la soberana eran hijos de la Princesa de Gales. Ella y su familia siguieron en el castillo escocés de Balmoral, ajenos a la convulsión de la trágica muerte de la «princesa del pueblo» según expresión elevada a categoría socio-política que acuñó Tony Blair para definir -acaso para describir- a la Princesa muerta.
La Soberana -rodeada de una parentela de dudosa perspicacia- acometió el asunto con la dignidad que le imponía una permanente inexpresividad emocional y un distanciamiento casi sanitario de todo contacto con el sentimentalismo que invadió Gran Bretaña y buena parte del mundo occidental. Ella actuaba según un canon no escrito pero constante que exigía un extremo rigor en la alteración de los usos reales. Cuando Isabel -excelsamente interpretada por Hellen Mirren- rompe en llanto en la soledad de un paisaje escocés que sugiere en la película una enorme desolación, Frears hace que la actriz retire el rostro de la pantalla, evitando el imposible plano de una Reina de Inglaterra llorando, más que por la Princesa de Gales muerta -a la que no mostró afecto alguno-, por su propia y laberíntica soledad. Durante casi toda la cinta, la actitud de la Reina es una pregunta constante sobre cómo ha de actuar y, sobre todo, una interpelación personal acerca de si ella está legitimada para romper con convenciones de más de mil años ante una situación que no encuentra precedente en la historia.
Su familia -concretamente su padre, Jorge VI, Rey por abdicación de su tío Eduardo VIII- ya había demostrado que la infracción de los códigos internos de la Monarquía conducían a una suerte de ostracismo. El Duque de Windsor -casado con la divorciada Wallis Simpsom- le puso en un Trono para el que ni ella ni su progenitor -tartamudo, por cierto- estaban llamados. La Reina madre -Isabel, histriónica e insensible en la película- se había comportado con extrema dureza con su cuñado y jamás aceptó a su consorte. Los Windsor no podían permitirse que una Monarquía parlamentaria, sin Constitución a la que atenerse, sometidos a los gobiernos sucesivos -once primeros ministros ha tenido Isabel II, incluido Blair- incurriese en un solo resbalón a propósito del realce funerario a una sedicente Princesa de Gales que había reventado la cohesión del clan familiar, convertido sus actividades en un espectáculo mediático a menudo frívolo y arrastrado a la institución de la Corona hasta las páginas amarillas de los inmisericordes tabloides londinenses. Si el pueblo británico entendió y aceptó que en 1936 Eduardo VIII abdicase para casarse con una divorciada ¿iba a exigir ahora que la Monarquía se comportase de manera diferente obviando la traición de Diana Spencer a la institución?
El transcurso de los días -la acción discurre en siete jornadas- agiganta la figura de la Princesa muerta y empequeñece a la Reina en un aparente egoísmo endogámico. Isabel II es una mujer que sufre y que lo que le hiere no es la supuesta humillación de homenajear a una nuera que no le trajo más que quebraderos de cabeza. Lo que realmente le desazona es su propia capacidad para entender qué está ocurriendo y cómo ella -en tanto que Reina- debe comportarse. Y lo hace -con la ayuda inestimable de Blair, a la vez culpable de engrandecer la memoria de Diana Spencer- según el sentido de los tiempos: desafía a su entorno, rompe el aislamiento escocés, se traslada a Londres, se acerca a su pueblo, lee una declaración de condolencia emitida por las televisiones de medio mundo, baja su real cabeza al pasó del carruaje que traslada los restos de Diana de Gales a la abadía de Westminster, soporta el encendido elogio fúnebre del hermano de la que fuera la madre de sus dos nietos, saluda al mundo de la moda, la farándula y el dinero fresco que se da cita en las honras fúnebres y, así, de nuevo, se abraza a su gente redactando la historia de la Monarquía británica en uno de sus episodios más comprometidos. Ahora, con más de ochenta años y cincuenta y tres de reinado, Isabel II es querida y admirada por su pueblo porque a él se entregó incluso superando los más acendrados sentimientos de repudio hacia una mujer que pudo llevarse por delante la institución milenaria que ella encarna.
The Queen es un película monárquica que sólo una mirada epidérmica considerará republicana. Muestra -en la pequeñez de unos personajes frecuentemente vulgares- la grandeza con que les dota la misión a la que están llamados, no por mandato democrático directo, sino por un uso arraigado en lo más profundo de la sociedad británica. La dificultad de una Monarquía sin Constitución escrita se solventa con una doble normativa consuetudinaria: los usos internos de la dinastía y el sometimiento al Gobierno elegido por el pueblo. Desde 1649 -cuando Oliver Cromwell, lord protector, condenó y ejecutó a Carlos I Estuardo, Rey de Inglaterra-, la Monarquía británica ha hecho siempre lo que se esperaba que hiciese.
Y en algo nos parecemos los españoles a los británicos: no es cierto que no seamos monárquicos y sí sólo juancarlistas. Cuando no hemos tenido Monarquía hemos incurrido en Repúblicas fracasadas, y momentos históricos hubo en que buscamos reyes a medida -Amadeo de Saboya- para, al final, volver a la legitimidad dinástica. En los Reyes, España ha amparado su unidad y su tradición; en ellos -hasta en los peores- ha encontrado la evocación nacional de España; nuestro pasado no se puede relatar sin enhebrar los acontecimientos con el avatar de la Corona; la cultura, la ciencia y las artes, deben a los Reyes de España impulso y dedicación. Y, desde 1975, democracia y libertad en una Monarquía constitucional en la que los Reyes pueden llorar, en la que el Jefe del Estado tiene en la Constitución su estatuto de facultades y obligaciones, en la que Don Juan Carlos encarna la unidad y permanencia del Estado.
Es aleccionador ver The Queen porque habla de la grandeza de la Monarquía al servicio del pueblo británico y lo es en otro sentido, en el doméstico, para comprobar que -en la diferencia entre Gran Bretaña y España- la nuestra es una Corona asentada con mayor seguridad y estabilidad en la que el Rey no ha de luchar contra sí mismo para cumplir con sus obligaciones. El viaje esta semana de los Reyes alultraperiférico archipiélago canario en afirmación de su españolidad e integración nacional es un ejemplo y remite a una institución de todos y para todos muy similar -en su esencia de identificación con la sociedad- a la que encarna Isabel II de Inglaterra, The Queen.
 
JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS
Director de ABC

Los príncipes Guillermo y Enrique preparan un macroconcierto homenaje a Lady Di

Los príncipes Guillermo y Enrique están preparando un macroconcierto para conmemorar el décimo aniversario de la muerte de su madre, lady Diana. El homenaje a la princesa de Gales debería tener lugar en el nuevo estadio de Wembley, al noroeste de Londres, el próximo 1 de julio, día en que lady Di hubiera cumplido 46 años.
Figuras británicas y norteamericanas cantarán ante 90.000 asistentes a un espectáculo retransmitido en directo por televisiones de todo el mundo. Los artistas serán escogidos por los príncipes en persona y reflejarán los gustos musicales de la desaparecida.
Las cantantes Madonna, Kylie Minogue y Beyonce ya han sido contactadas, así como el grupo de rock The Killers y el rapero Pharrell. También están previstos Elton John, que cantó en el funeral de Diana, y George Michael. Guillermo, de 24 años, y Harry, de 22, desean que el concierto sea un "homenaje optimista y alegre a la vida y a la labor" de su madre, escribe 'The Sunday Mirror'.
Diana, que contrajo matrimonio el 1981 con el príncipe Carlos, heredero del trono y se divorció en 1996, falleció en agosto de 1997 en París en un accidente de tráfico.

Los Príncipes, con el Voluntariado

Los Príncipes, con el Voluntariado
 
Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias presidieron anoche en el Teatro Monumental el concierto organizado por la Comunidad de Madrid con motivo del Día Mundial del Voluntariado. Doña Letizia ya se encuentra en el cuarto mes de embarazo.

El Rey afirma que la Constitución marca «el rumbo para seguir progresando»

 
ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS LAS PALMAS.
ABC
 
Esta tarde regresarán a Madrid Sus Majestades los Reyes después de una gira histórica de cinco días por las siete islas canarias. El viaje pretendía recordar al que realizó al archipiélago hace cien años el Rey Alfonso XIII, pero lo que ha puesto de manifiesto, como ayer afirmaba su nieto en Lanzarote, es lo «mucho que ha cambiado España desde entonces».
De hecho, añadió el Rey, ahora vivimos «el periodo más largo e intenso de progreso y estabilidad en libertad». Y entre todos hemos construido, después de «muchos acontecimientos y esfuerzos», «una España democrática, cada vez más dinámica y moderna».
Esos logros, explicó el Rey, se «los debemos a nuestra Constitución, fruto del más amplio consenso de nuestra historia», y «al impulso integrador de la Corona». «Hemos avanzado con éxito, superando dificultades, lo que nos enseña el rumbo para seguir progresando, unidos ante los nuevos retos y desafíos». Horas antes, en la isla de Fuerteventura, Don Juan Carlos insistió en los beneficios que nos ha aportado la Carta Magna y manifestó que «gracias a la profunda modernización y estabilidad generadas en el marco de nuestra Constitución, el turismo ha podido desarrollarse en toda España y ha contribuido a que regiones, como Canarias, alcancen una economía sólida y competitiva».
En este sentido, advirtió el Rey que el desarrollo sostenible es «esencial para un archipiélago con escasez de recursos y gran crecimiento urbanístico y turístico». Las alusiones al cuidado del medio ambiente han sido constantes en este viaje de los Reyes, que terminará hoy en la isla de Gran Canaria, tras visitar ayer Fuerteventura, donde inauguraron la Casa de los Coroneles, así como la I Bienal de arquitectura, arte y paisaje de Canarias, y Lanzarote, donde visitaron un centro de salud.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

El príncipe Carlos incorpora un vídeo en su página web

Londres. Agencias
 
El príncipe Carlos, heredero de la Corona británica, ha renovado su página de internet y ha incorporado un vídeo que muestra su jornada de trabajo.
En la cinta, que es muy corta, se puede ver al príncipe trabajando desde las 8.30 hora local en su despacho de Clarence House, su residencia oficial en Londres, y también una visita a Birmingham acompañado por su mujer, Camilla, duquesa de Cornualles.
Vestido de manera informal con una camisa azul, se ve al heredero de la Corona hablando por teléfono y leyendo documentos antes de emprender viaje en automóvil a Birmingham, centro de Inglaterra, para visitar un centro de ayuda a los jóvenes.
En su página web hay información sobre Camilla y los hijos del príncipe de Gales, Guillermo y Enrique.
También se ha añadido desde hoy una sección dedicada a los niños, que incluye juegos y rompecabezas.
 
 

viernes, 17 de noviembre de 2006

Isabel II es la mayor terrateniente “legal” del planeta

 
Fuente: El Confidencial

En su condición de jefe de Estado de 32 países de la Commonwealth, la Reina Isabel II es la mayor terrateniente "legal" del planeta con un total de casi 27 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente un sexto de la superficie terrestre no cubierta por los mares. Esa es uno de los sorprendentes datos de un libro de reciente publicación en el Reino Unido bajo el provocador título de Who owns the world (¿Quién posee el mundo?), del que es autor el irlandés Kevin Cahill.

El escritor cree en el derecho inalienable de cualquier habitante del planeta a un trozo de tierra y denuncia que prácticamente el 97% del planeta está en manos de sólo el 3% de la población. Cahill, que ha estudiado los estatutos de la propiedad de los distintos Estados del mundo, incluido el Vaticano, señala que en los 32 países o territorios de la Commonwealth que siguen reconociendo a Isabel II como soberana, como Canadá, el segundo más grande del mundo después de Rusia, la "propiedad legal" de la tierra corresponde en realidad a la Corona británica.

Algo parecido ocurre en el hemisferio Sur, con Australia y Nueva Zelanda, de cuyos territorios Isabel II es también propietaria legal, e incluso con parte de la Antártida, continente sobre el que tienen pretensiones británicos, australianos y neozelandeses.

Esa situación reproduce exactamente, según Cahill, lo que ocurre en el Reino Unido, cuyos ciudadanos tienen reconocidos sólo dos formas de propiedad que establece la Ley de Tierras (Land Act) de 1925 y que son herencia directa del feudalismo: el llamado feudo franco y el arriendo (por tiempo limitado).

Un portavoz del Crown State, enorme corporación de la Corona británica con una amplísima cartera de propiedades que incluye muchas de las áreas urbanas del Reino Unido, bosques, tierras agrícolas, costas y municipios, explicó al autor que todo lo que gestiona es propiedad en última término de la Reina ya que "el feudo franco" es en sí un "arrendamiento". Ese sistema de propiedad se ha transferido incluso a antiguas colonias convertidas en repúblicas independientes como Irlanda, donde el Estado, al heredar todas las tierras directamente de la Corona, es en última instancia único propietario.

El autor señala además una condición singular de Isabel II, su condición de reina de toda una serie de "paraísos fiscales", que tienen todos ellos la peculiaridad de que están físicamente próximos al Reino Unido sin formar parte de él. Se trata de la isla de Mann, situada entre Irlanda e Inglaterra, de la que Isabel II es "Lord" (Señor), y las de Jersey y Guernsey, en el canal de la Mancha, de la que es soberana.

Por otro lado, escribe también Cahill, de los veinticuatro centros financieros off-shore -eufemismo de paraíso fiscal- que existen en el mundo, catorce tienen a la Reina como jefe de Estado o son dependencias del Reino Unido. Es una característica, explica, que comparten con muchos de los territorios de ultramar de la Corona, incluidas Anguila, Bermudas, las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán y los territorios soberanos de Antigua y Barbuda, las Bahamas, Barbados y Belice.

miércoles, 15 de noviembre de 2006

La Reina Isabel II inaugura las sesiones parlamentarias

La reina Isabel II de Inglaterra (dcha) y el príncipe Felipe llegando al Parlamento británico, en Londres, este miércoles donde la monarca abrió


Orígenes del Discurso de la Corona se remontan a Enrique VIII

Hoy, como cada año, la Reina de Inglaterra leyó ante las dos Cámaras del Parlamento reunidas en la de los Lores el discurso de la Corona, cuyos orígenes se remontan a 1536, poco después de la ruptura de Enrique VIII con el Papa.

Esa vieja tradición cobró, sin embargo, un carácter muy distinto tras el período republicano de Oliver Cromwell y la restauración de la monarquía en 1660, momento a partir del cual vino a simbolizar la dignidad del monarca y la independencia de los Comunes.

Para destacar simbólicamente esto último, el ujier principal de los Lores tiene que llamar tres veces a la puerta de los Comunes (diputados) para convocarlos en nombre del monarca hasta que éstos finalmente aceptan abrirle.

Todos los años, en los meses de octubre o noviembre e inmediatamente después de unas elecciones generales, tiene lugar esta colorida ceremonia basada en la ficción constitucional, según la cual el Parlamento se disuelve y sólo el monarca puede convocarlo de nuevo.

Ninguna de las dos Cámaras, la de los Comunes o la de los Lores, puede llevar a cabo actividad alguna hasta que la Reina lee su discurso.

Un discurso que no escribe en cualquier caso la Soberana, como es de suponer, sino el Primer Ministro, en este caso Tony Blair, y que tampoco está obligada la Reina a leer, sino que podría hacerlo el llamado Lord Canciller.

Así, según recuerda hoy el diario británico 'The Independent' en una amplia documentación sobre el tema, la propia reina Victoria se negó a llevar a cabo esa ceremonia durante años tras la muerte en 1861 del príncipe consorte, Alberto.

Fallecida Victoria, su hijo, Eduardo VII, reforzó el ceremonial y sustituyó el trono único por dos tronos de forma que la pareja real pudiese sentarse junta.

La solemne jornada comienza con la llegada al Buckingham Palace de un jefe del grupo parlamentario del partido en el Gobierno que hace las veces de 'rehén por un día' de la Soberana en el caso hipotético de que un Parlamento hostil decidiera hacerla prisionera.

Luego, precedida de una carroza que lleva sus atributos de soberana, la Reina se dirige también en carroza a la Cámara de los Lores, única donde pone el pie la soberana.

Allí, la reciben dos lores hereditarios, que la acompañan, caminando hacia atrás para en ningún momento darle la espalda, hasta la sala donde ciñe su cabeza con la Corona Imperial y viste la túnica parlamentaria, con su cola de varios metros que sostienen miembros del séquito.

Otro grupo de cortesanos habrá entrado antes que ella en la Galería Real, portando los símbolos del poder soberano, la Gran Espada del Estado y un bonete o toca de armiño.

Finalmente hará su entrada en la Cámara de los Lores, precedida de varios de ellos, el lord del Sello Privado, consejero extraordinario del reino, el lord Presidente, el lord Canciller, el Tesorero Real y otros.

Antes y siguiendo siempre la tradición, escribe 'The Independent', los famosos 'beefeaters' o alabarderos reales, habrán registrado cuidadosamente los sótanos del Parlamento para comprobar que el conspirador católico Guy Fawkes no ha guardado más pólvora con que volar el edificio y a quienes están dentro, como intentó hacer en el famoso complot de 1605.

Con la llegada al poder de los laboristas, en 1998, se aligeró un tanto el séquito de la Reina durante esta ceremonia: se eliminó a los jefes de los ejércitos, a una doncella, al palafrenero mayor y a otros personajes.

La Reina comienza el discurso con un breve preámbulo sobre lo que el Gobierno - 'mi Gobierno' como lo llama-, ha hecho en la última legislatura, antes de presentar en términos muy generales los proyectos de ley que aquél se propone someter al Parlamento a lo largo de los doce meses siguientes.

Este año, el primer ministro laborista, Tony Blair, ha presentado su programa de gobierno para los últimos meses de una legislatura que no terminará, pues se ha comprometido a pasar el testigo antes del próximo verano a su sucesor, posiblemente el actual ministro del Tesoro, Gordon Brown.

Terra Actualidad - EFE

martes, 14 de noviembre de 2006

El Príncipe Hisahito, tercero en la línea de sucesión japonesa, presentado en sociedad

Hisahito, junto a sus padres. (Foto: AP)  

REUTERS

TOKIO.- El Príncipe Hisahito, el primer varón nacido en la familia real japonesa en más de 40 años, de dos meses de edad, ha sido presentado en sociedad en el templo sintoísta del palacio imperial, en una ceremonia religiosa para bebés no exclusiva de la realeza que se lleva a cabo en el Kashikodokoro, o Lugar del Sobrecogimiento, denominada 'Kyuchu Sanden ni Essuruno Gi'.

La Princesa Kiko —de 40 años—, esposa del Príncipe Akishino, segundo hijo del Emperador Akihito, dio a luz a Hisahito en septiembre, con lo que se garantizo que un varón podría mantener la primacía en la línea de sucesión de la familia real.

Hisahito es el primer niño nacido en la realeza japonesa desde su padre, que nació en 1965. En medio del 'pánico' por no contar con un sucesor masculino, un comité político incluso llegó a sugerir cambios legales que permitan a las mujeres acceder al trono, para evitar una crisis.

Uno de los partidarios de dicho cambio era el ex primer ministro Junichiro Koizumi. Sin embargo, el actual mandatario, Shinzo Abe, se opone a realizar cambios.

Vestido de blanco, Hisahito fue trasladado de las habitaciones que comparte con sus padres y sus dos hermanas mayores a un templo que se encuentra en los sótanos del palacio imperial, según fuentes oficiales, para una ceremonia. Después, fue llevado a presencia de sus abuelos, el Emperador Akihito y la Emperadora Michiko.

"Le llamamos Yu-chan", ha comentado el padre a la prensa, según la agencia oficial Kiodo. 'Yu' es una forma alternativa de leer los dos primeros caracteres que forma el nombre del bebé.

Hisahito es el tercero en la línea de sucesión tras el Príncipe Naruhito —que no tiene hijos varones— y su progenitor, Akishino.

La Princesa Aiko en su primera ceremonia oficial

HOLA
 
Aún no tiene cinco años, los cumplirá el próximo día 1 de diciembre, y la princesa Aiko acaba de vivir su primer acto oficial. Y es que el que no vaya a convertirse en emperatriz tras perder la línea sucesoria a favor de su primo recién nacido, no significa que no vaya a seguir representando a la casa imperial japonesa y eso, aunque tengas cuatro años, acarrea una serie de obligaciones.

Pero en esta su primera ceremonia oficial seguro que la bella princesa Aiko se lo ha pasado estupendamente ya que, seguramente, para ella ha sido un juego el participar en la tradición del Chakko-no-gi, una ancestral costumbre dentro de la familia real japonesa y que se utiliza para desearle buena salud a la pequeña. Dicho ritual consistió en vestir a la pequeña Princesa con el tradicional traje japonés, el kimono.

Contemplada por sus padres los príncipes Naruhito y Masako durante todo el acto, la pequeña fue vestida con una falda larga rojo oscuro y una capa del mismo color. Al conjunto se le cubría con otra especie de capa de color rojo brillante y bordados en oro. Más tarde, a la pequeña Aiko le cambiaron esta última prenda por otra rosa.

Aiko, hija del heredero al trono japonés ha sido una niña que, nada más nacer, fue centro de atención de los medios de comunicación al ser la única hija y no haber varones, lo que la convertiría si se hubiese producido un cambio en la ley sucesoria en la futura Emperatriz. Una posibilidad que prácticamente ha desaparecido tras el nacimiento de su primo, el primer hijo varón de su tío el príncipe Akishino.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Homenaje de la Reina Isabel II a los caídos en la I Guerra Mundial

foto
 
La reina Isabel II ha presidido este domingo la ceremonia en la que se recuerda anualmente a los soldados británicos caídos, con un papel protagonista para los 120 soldados que han perdido la vida hasta el momento en Irak.

Asimismo, han estado presentes en el acto el primer ministro Tony Blair, su homóloga de Nueva Zelanda, Helen Clark, y el líder conservador David Cameron. Junto a ellos, han participado en la ceremonia representantes de la mancomunidad británica de ex colonias británicas y de las fuerzas armadas, y el obispo de Londres, Richard Chartres.

Esta ceremonia se celebra cada año durante el domingo más cercano al aniversario del final de la I Guerra Mundial, que tuvo lugar un 11 de noviembre de 1918.

viernes, 10 de noviembre de 2006

El ejemplo del Rey en Iberoamérica

ABC

LA XVI Cumbre Iberoamericana que se acaba de clausurar en Montevideo no pasará a la historia por su brillantez. Bien al contrario, en esta ocasión, como en ninguna otra, se han escuchado críticas generalizadas poniendo en duda incluso la necesidad de su continuidad, o al menos de su frecuencia anual. El gesto de crear una secretaría permanente, que ocupa precisamente el uruguayo Enrique Iglesias, no ha tenido los efectos dinamizadores esperados, y las grandes divisiones políticas en el continente americano han bloqueado el foro, sin que la diplomacia española haya sabido imponer su presencia para orientarlo hacia posiciones constructivas. El hecho de tener un Gobierno que ha dejado de reivindicar para sí mismo las virtudes de la transición política y de la Constitución de 1979, que eran el ejemplo a seguir por muchos países, debilita profundamente cualquier aspiración -si la hubiera- de liderar una corriente política coherente entre este grupo de países, del que también formamos parte.

Que Argentina y Uruguay hayan suscitado una mediación del Rey de España en el conflicto fronterizo que desde hace dos años enrarece sus relaciones es precisamente la demostración de que son aquellos valores del consenso y la cautela que tan bien representa Su Majestad los más apreciados símbolos de España en Iberoamérica. La apelación a la figura del Monarca por parte de dos países iberoamericanos constituye la prueba de que sigue siendo apreciada como el símbolo de una política integradora y generosa.
Tanto Argentina como Uruguay recibieron a los Reyes de España por primera vez cuando las dos naciones aún se encontraban bajo la tiranía de las respectivas dictaduras militares, y en ambos casos la presencia de Don Juan Carlos fue una señal clara de apoyo a la democracia y a las libertades de las que ya gozábamos en España. Es aquel prestigio al que un cuarto de siglo más tarde Buenos Aires y Montevideo apelan para intentar resolver sus diferencias.
La discusión entre los dos países se ha enquistado demasiado y ha pasado de los factores técnico-jurídicos a los criterios simples, basados en el nacionalismo. El trabajo de ayudar a encontrar una solución no será fácil, pero en estos momentos contribuir a ello es sin duda la mejor señal de cordialidad que se puede tener con los dos países, con los que tantos intereses nos unen. El Gobierno debe colaborar en esta delicada misión con el realismo y la sensatez que probablemente le han faltado en otras de las empresas donde en esta legislatura el presidente Zapatero ha comprometido su prestigio. Si, de paso, esto le sirve para reflexionar sobre el auténtico valor de la parte más fructífera de nuestra propia historia, tanto mejor para todos.