martes, 1 de agosto de 2006

Isabel II, vestida para la historia

Poco dada a exhibir sus propios vestidos y joyas personales, la Reina de Inglaterra ha cedido gran parte de su histórico vestuario para organizar una exposición pública en el interior del Palacio de Buckingham en el marco de las celebraciones de sus 80 años, cumplidos el pasado 21 de abril.
«Vestir para la ocasión» reúne ochenta modelos de trajes largos, creados entre la década de 1940 y la actualidad, la mayor parte de ellos diseñados por sus tradicionales modistas: los británicos Norman Hartnell y Hardy Amies. La colección se completa con medio centenar de joyas personales, algunas heredadas de la Reina Madre.
La exposición, abierta hasta el 24 de septiembre, ocupa un gran espacio en el interior del Palacio, en el ala destinada a los Apartamentos de Estado, donde está la Sala del Trono y demás salones de recepciones, que cada verano se abren para la visita del público. Se trata de la mayor muestra nunca celebrada con vestidos y joyas de Isabel II, que dispone de un amplio vestuario debido a sus largos años en el Trono y sus frecuentes viajes al extranjero, muchos obligados por su condición de Cabeza de la Commonwealth.
Precisamente, esos viajes a antiguos territorios de la Corona condicionaron algunos de los modelos, con el fin de introducir dibujos, colores y emblemas propios de esas naciones. Así empezó a hacerlo el primer modista de Isabel II, Norman Hartnell, que ya había comenzado a vestirla antes de que en el año 1952 sucediera como Monarca a su padre, Jorge VI.
Muchos de los vestidos de noche de Isabel II llevan la firma de Hartnell. Uno de los más tempranos es un vestido de terciopelo negro que evidencia la influencia de Christian Dior. A pesar de ese toque francés, la Reina de Inglaterra siempre ha elegido a diseñadores británicos para su guardarropa, de forma que a Hartnell, que vistió a la Soberana en los años 40 y 50, siguió Hardy Amies, responsable del vestuario durante parte de los años 50 y durante la década de los 60.
En los 70 adquirió protagonismo el modista John Anderson, y desde entonces se han sucedido como diseñadores, además del propio Anderson, Stewart Parvin, Angela Kelly y Alison Pordum. Todos ellos han mantenido las líneas sobrias deseadas por Isabel II, aunque con frecuentes engarces de pequeñas piedras preciosas en función de la solemnidad de los distintos eventos para los que fueron pensados.
Entre las joyas también expuestas destacan la Vladimir Tiara, que la Reina Madre adquirió de la Gran Duquesa Vladimir, tía del zar Nicolás II, y los broches que contienen tallas del famoso diamante Cullinan.
La exposición «Vestir para la ocasión» reúne ochenta modelos de trajes largos, creados desde 1940 a la actualidad, que la Reina ha ido incorporando a su vestuario durante sus muchos años en el Trono de Inglaterra

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