miércoles, 12 de abril de 2006

La prensa saudí se hace eco de la imagen «rompedora» de Doña Sofía

La Prensa saudí se hace eco de la imagen «rompedora» de Doña Sofía
 
A. M-F./ ABC
 
RIAD. El principio de que un gesto puede ser más eficaz que mil palabras es común a todas las civilizaciones, y Su Majestad la Reina -firme defensora de los derechos de la mujer-, con la amable y sobria resolución que la caracteriza, ha tenido varios, que no han pasado inadvertidos, durante su breve estancia en Arabia Saudí, donde la separación entre hombres y mujeres impera en todas las facetas de la vida.

Varios periódicos saudíes llevaron ayer a sus portadas la imagen de Doña Sofía con un traje de chaqueta de llamativos tonos fucsia, un estilo «rompedor» para un país en el que para salir a la calle las mujeres están obligadas a cubrirse con una túnica negra -«abaya»- y un estricto velo -por el que, a través de una estrecha rendija, sólo asoman los ojos-, el atuendo que también llevaban las periodistas mujeres que los medios nacionales enviaron a cubrir la «agenda paralela» de la Reina.

Si el día de su llegada la Reina optó por un estilo más «conservador», una falda larga -hasta el tobillo- de color azul marino, con chaqueta del mismo color jaspeada con cuadritos blancos, en la segunda jornada de la visita «rompió» con su falda, no sólo de un llamativo color fucsia, sino además por debajo de la rodilla -es decir, con los tobillos al descubierto-, conjunto con el que visitó unas ruinas y un centro médico. Más «atrevida» fue su vestimenta vespertina, cuando se enfundó unos pantalones de tonos burdeos para recorrer el museo nacional Centro Histórico Rey Abdulaziz.

Para la despedida, la Reina eligió un florido vestido en gasa de color pistacho, con el complemento de un foulard del mismo tono. Pero su último gesto, antes de subir al avión para emprender el regreso a España, fue aún más «heterodoxo», con las cámaras de televisión de testigos irrefutables: Doña Sofía, perfecta conocedora de las costumbres de este país islamista, en el que los hombres se saludan con besos y a las mujeres se les da la mano, hizo amago de besar al Príncipe Salma, gobernador de Riad, quien reaccionó instintivamente echando la cabeza hacia atrás para evitar el contacto y recriminó a la Reina, entre risas compartidas, por su actitud «provocadora».

Así, sin necesidad de pronunciar una sola palabra, la Reina Doña Sofía dejó un soplo de libertad en el país más islamista del mundo, donde ahora se habla de la expectativa de reformas que permitirán a las mujeres, por ejemplo, conducir.
 

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