martes, 4 de agosto de 2020

El sombrero que dejaba pasar la lluvia

Pedro García Cuartango
ABC

(...) No es posible defender la Monarquía desde la impunidad o intentando mirar para otra parte. Por lo tanto, la decisión de Don Juan Carlos es tan inevitable como acertada. Lo mejor que podía hacer era dejar España como un último servicio para evitar que su proceder contaminara su propio legado y la institución. Puede que el Rey Emérito haya sido una persona muy poco ejemplar, pero lo que nadie le podrá negar es su patriotismo.

En esta hora de tribulaciones, sería muy injusto olvidar su decisiva contribución tras la muerte del general Franco a la consolidación de una democracia que nació en un parto plagado de dificultades. Don Juan Carlos no sólo logró superar los enormes obstáculos que existían para el restablecimiento de las libertades en nuestro país, fue también el hombre que se apoyó en Torcuato Fernández-Miranda y eligió a Adolfo Suárez para pilotar el cambio.

Es muy posible que sin la decisiva implicación del anterior monarca, la Transición se hubiera estrellado contra un muro y hubiera fracasado, generando una frustración de imprevisibles consecuencias. Pero en aquellos cruciales momentos, el Rey se la jugó pese a la incomprensión de los estamentos del franquismo que creían que estaba «todo atado y bien atado».(...)

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