miércoles, 13 de diciembre de 2006

El Príncipe visita El Periódico de Catalunya

El príncipe Felipe asiste al Consejo de Redacción, ayer.    Foto: Julio Carbó
 
LUIS PLIEGO
EL PERIÓDICO

El príncipe de Asturias pasó ayer casi seis horas en la redacción de EL PERIÓDICO, en una intensa jornada en la que este diario puso a la venta el número 10.000. Felipe asistió al consejo de redacción, recorrió las instalaciones del rotativo y saludó a todos y cada uno de los empleados del mismo en actitud formal pero cercana.
El Príncipe se mostró tan cercano que en algunos momentos no esquivó ni las preguntas más personales. "Letizia os envía recuerdos. No ha podido venir porque sufre algunos mareos", respondió con sinceridad y expresión compungida cuando la redactora Mayka Navarro se interesó por la Princesa, embarazada de cuatro meses.
Felipe llevaba una hora de recorrido por las instalaciones del diario, interesándose por los detalles que hacen que EL PERIÓDICO salga a la calle cuando los roles cambiaron. El Heredero pasó de entrevistador a entrevistado y empezaron a asomar los detalles sobre el embarazo de Letizia y el andador y las primeras palabras de la infanta Leonor.
Antes de que la primera pregunta sobre el próximo nacimiento de su segunda hija acabase con el protocolo, Felipe presidió la reunión con la que EL PERIÓDICO se pone en marcha. Después, el príncipe de Asturias, acompañado por el director, Rafael Nadal, inició la visita a la redacción por el piso superior, donde se elaboran los suplementos. El subdirector del área, Iosu de la Torre, presentó a los redactores y jefes del Cuaderno del Domingo, Dominical y Exit. Felipe demostró conocer bien las tres publicaciones cuando comentó un reportaje del redactor Marc Marginedas sobre Afganistán publicado en el Cuaderno.

EDICIÓN CATALANA
Al otro lado del piso superior, el Príncipe se interesó por la edición catalana del diario. El responsable de la misma, Ricard Fité, le explicó cómo un equipo de lingüistas y periodistas, ayudados por un programa informático, traduce al catalán las informaciones que los redactores han escrito primero en castellano. "¿Tienen un libro de estilo propio?", preguntó el Príncipe, conocedor por matrimonio del lenguaje del periodista.
Felipe parecía tener muy claros los aspectos de la edición de EL PERIÓDICO que le interesaba conocer de cerca. Al subdirector de Opinión, Juancho Dumall, le preguntó sobre la elección de las cartas que se publican. "Me he fijado que en este diario hay más presencia de los lectores", aseguró tras recordar la impresión que le había causado la portada con la carta de un maestro aparecida durante la última campaña electoral.
Después visitó las dependencias de Administración y Márketing, donde se cocían ayer los datos favorables de la nueva oleada del Estudio General de Medios. Y, después, entró por la puerta grande en la redacción, donde lo esperaba el comité de empresa en pleno. El presidente del mismo, Antoni Ribas, comunicó al Príncipe las "duras" negociaciones que están llevando a cabo para sacar adelante el nuevo convenio colectivo. Felipe escuchó atentamente y deseó que la negociación llegue a buen puerto.
Los responsables de Fotografía, Xavier Jubierre y Agustí Carbonell, le explicaron después la edición gráfica del diario. "¿Cuántas fotografías tenéis archivadas?", preguntó. "Más de tres millones. Solo desde 1997", fue la respuesta.
El Príncipe se internó entre las mesas que actualizan la edición digital del diario y preguntó sobre la posibilidad de que en el futuro los periodistas que se dedican a este cometido puedan trabajar desde casa, a lo que el responsable, Xavier Martínez Chico, replicó: "En eso estamos".
El subdirector Bernat Gasulla le acompañó por la Macro, la sección que incluye Sociedad, Gran Barcelona y Catalunya. Allí, los jefes Montse Baldomà y Ernest Alós le informaron del nuevo permiso de paternidad que ha aprobado el Gobierno. Él, de momento, no lo pedirá.
Felipe pasó por Deportes, donde charló con Emilio Perez de Rozas sobre el jet lag de Ronaldinho en Japón. "Lo importante es que siga metiendo golazos", bromeó el heredero. Tras saludar a las secciones de Televisión, Gente y Espectáculos, el Príncipe cruzó la redacción para conocer a los responsables de Internacional, Política, Infografía y Economía. Y de ahí, al brindis final. Más de dos horas de intenso paseo por una redacción dan mucha sed.

 
Don Felipe, el príncipe desconocido

ARTURO San Agustín

Uno, ayer, tuvo la oportunidad de comer con Felipe de Borbón. O sea, que antes de llegar a la lubina a la plancha con verduras, hortalizas, flores y brotes, uno comenzó a sospechar que a este hombre se le conoce poco y, desde luego, mal, muy mal, francamente mal. Y que nadie se dé por aludido. Cuando nos sirvieron el café la sospecha inicial se había convertido ya en plena certeza.
Además de buen mozo --así describían a los jóvenes altos y bien parecidos las abuelas de la posguerra que cantaban los angelitos negros de Machín--, Felipe de Borbón tiene la actitud serena, que es requisito indispensable para convencer a quien le pregunta de que está seguro de sus respuestas. Respuestas, no monosílabos, porque el monosílabo es o puede ser simple salida de emergencia para aquellos a quienes celebramos sus silencios con esa matraca de que los silencios, todos los silencios, son sabios. Responder no es encajar. Es responder. Pues bien, esa serenidad en las respuestas argumentadas, astutamente conciliadoras, el Príncipe no la pierde ni siquiera cuando algunos conjugan ante él ciertos verbos republicanos.
Además de usar bien la serenidad, esa herramienta indispensable en quien ejerce oficios públicos y aspira a ejercerlos aún mayores, el Príncipe es persona de respuesta rápida, que no huye de la ironía. De modo que en la distancia corta Felipe de Borbón también demuestra poseer ese necesario sentido del humor, que quizá sea herencia borbónica. Si la pregunta no está preparada, la respuesta rápida e inteligente es demostración de que quien la suelta ha aprendido a pensar a la velocidad que exigimos los periodistas cuando preguntamos.
Lo peor que le puede pasar a un republicano es que un príncipe le responda a preguntas necesarias, es decir, preguntas que tratan de realidades comunes y urgentes, mucho mejor que algunos republicanos de salón. Entonces, el republicano, si quiere ser sincero, no es necesario que aparente conversión a la monarquía, pero sí debe reconocer que algunos príncipes no solo tranquilizan más que muchos republicanos sino que, además, con ellos, si así lo permite la lubina, se puede hablar sin guión previo de casi todo: de políticas, de cavas o incluso de Stephen Frears, que es el director de The Queen, esa película que quizá no está siendo todo lo celebrada que merece.

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