domingo, 23 de marzo de 2008

El Rey con su servidor más leal

El Rey y Fernández Campos, durante la fiesta. (Foto: María Eugenia Yagüe)

Don Juan Carlos, invitado sorpresa al 90º cumpleaños de Fernández Campo


MARÍA EUGENIA YAGÜE
EL MUNDO

MADRID.- Sabino Fernández Campo cumplió esta semana 90 años convencido de que lo celebraría «con la familia y poco más», pero el jefe de la Casa del Rey durante 17 años se dio cuenta que la fiesta era de más envergadura cuando su esposa, la periodista y escritora María Teresa Álvarez, se vistió con un elegante traje largo de gasa color salmón y le pidió que se pusiera el esmoquin.

Lo que no podía imaginar el conde de Latores al salir del ascensor que le llevaba al Club Financiero Génova, en el último piso del Centro Colón, es que le esperaba el mismísimo Rey Don Juan Carlos, con el que se fundió en un fuerte abrazo antes de entregarle su regalo, unos preciosos y elegantes gemelos.

Con su fina ironía asturiana, tan útil para disimular las emociones, el general Fernández Campo le dijo al Rey: «¡Señor, qué modelo de esmoquin más original!». Y es que don Juan Carlos, vestido con una chaqueta de lana beige, camisa crema y corbata verde, era el único de los invitados que no llevaba la indumentaria que había pedido la anfitriona de la velada.

María Teresa quería para su marido una fiesta entrañable y sencilla, con gente cercana, pero también con mucho glamour, que todos recordaran siempre. Y lo consiguió.

El Rey explicó que no vestía de esmoquin porque se quedaba sólo al aperitivo, que duró casi una hora. Venía directamente de su despacho y tenía una cena más tarde, pero Don Juan Carlos estaba encantado de haberse saltado el protocolo al llegar antes que el anfitrión y otros invitados.

Era lo pactado. La fiesta la preparó la condesa de Latores durante meses y en el mayor de los secretos, y un día le pidió al Rey por un SMS si podía estar presente. Hasta el último minuto nadie sospechaba que el Monarca en persona estaría allí. El Rey debía haberse marchado aquel mismo día a pasar las vacaciones en Mallorca, pero retrasó el viaje 24 horas para estar junto al más leal de sus generales.

«¿Cómo no iba a venir yo aquí esta noche?», comentaba después el Rey en presencia de Sabino, mientras tomaba una copa de vino, un poco de jamón ibérico y algunas croquetas.

Y es que Don Juan Carlos y el que fue Jefe de la Casa del Rey han pasado juntos momentos que han hecho historia. Desde toda la Transición a la noche del 23-F, las primeras crisis políticas de la democracia, la relación del Príncipe Felipe con Isabel Sartorius, primer episodio sentimental serio de la Familia Real. Y tantas otras vivencias que les unieron profundamente y para siempre.

El Rey estaba contento, cercano, relajado, feliz de estar entre amigos. Contó incluso algunos secretos de su dieta. «Yo siempre estoy entre 89 [kilos] arriba o abajo. Kilo más o kilo menos. Si como algo más de la cuenta o me paso con el jamón, pues no ceno y ya está».

También estaba encantado cuando alabaron su elegancia habitual. «El Rey se viste mejor que el Príncipe», le dijo alguien. «Es que los padres solemos tener más dinero que los hijos», explicó José Federico de Carvajal, por echar un capote y disipar suspicacias familiares.

No hacía falta. Fue una noche de muchas emociones, entrañable, amenizada por un cantante italiano que interpretaba baladas de los años 60. Los ex ministros Fernando Suárez, Alfonso Osorio, Marcelino Oreja y Cristina Alberdi compartieron mesa y anécdotas de sus tiempos en el poder. Plácido Arango volvió a reencontrarse con Cristina Macaya. El padre Angel regresaba de Irak, donde intentó salvar, infructuosamente, la vida del arzobispo caldeo Boulos Faray Raho, secuestrado y hallado muerto el pasado día 13. Y los condes de Latores salieron a la pista para celebrar 90 años con otros tantos amigos, bailando una canción de Domenico Modugno.

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