lunes, 26 de septiembre de 2005

El curso del embarazo real

Según cuentan los que se saben las cuentas del embarazo real, el feliz acontecimiento no tendrá lugar antes del 5 ni después del 12 de noviembre

El pasado lunes, los Reyes inauguraron el curso escolar en un colegio de Fuerteventura; pero puestos a hablar de nuevas temporadas, ninguna como la que le espera a familia real que, en algo más de un mes, ampliará su nónima con el nacimiento de la "criatura", denominación que utiliza el Rey cuando se refiere al bebé que espera la princesa Letizia, llamado a ser en su día el sucesor de su sucesor. Si, como decía don Juan, la monarquía es una cadena y cada uno de sus titulares un eslabón, está claro que el primer hijo de los príncipes de Asturias no será un nieto real más, sino el nieto real por excelencia. Porque excelencias de tratamiento son los niños Marichalar y Urdangarin, pero la criatura Borbón Ortiz será infante/ a y cuando se produzca el relevo en el trono será príncipe o princesa de Asturias.

Doña Letizia, en ese viaje estratosférico que inició tras empezar su relación con don Felipe, está a punto de llegar a la luna. Su alumbramiento es digno de récord: la primera mujer en la historia de España nacida fuera de una familia real que dará a a luz a un futuro rey y la primera princesa de Asturias que será madre en España y lo hará en vida y ejercicio de un rey. Doña Sofía dio a luz a don Felipe con Franco como jefe de Estado; doña María fue madre de don Juan Carlos en el exilio y doña Victoria Eugenia era reina cuando fue madre por primera vez. La importancia histórica y hasta la anecdótica del acontecimiento es de las que darían para escribir un libro.

Mientras llega el momento, los Príncipes siguen cumpliendo con sus actividades oficiales y mostrando cuál es el criterio con el que las afrontan. La imagen de la princesa Letizia, junto a don Felipe, sentada en una mesa de trabajo en un hotel de Milán con empresarios españoles del sector del calzado es demostrativa de la decidida voluntad de doña Letizia de no ser pura consorte, aunque esté allí precisamente por su condición de esposa de. Contradicciones de las que no se puede escapar cuando se pertenece a una institución que se ve obligada a bascular entre tradición y modernidad sin que el fiel de la balanza se mueva un milímetro.

Según cuentan los que se saben las cuentas del embarazo real, el feliz acontecimiento no tendrá lugar antes del 5 ni después del 12 de noviembre, a menos que el futuro infante/ a (si hay que apostar, se apuesta por el varoncito) decida por sí mismo el día en el que llena de gozo a sus padres, abuelos y de paso entra en la historia.

Fuente: MARIÁNGEL ALCÁZAR
La Vanguardia

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