sábado, 28 de marzo de 2020

El Rey reinventa su oficio


ABC
Almudena Martínez-Fornés


En siglos pasados, cuando se desataba una epidemia, los Reyes salían a recorrer las salas abarrotadas de los hospitales para llevar consuelo y ánimo a los enfermos. A veces, incluso, lo hacían a escondidas del Gobierno y de sus propios médicos, como hizo Alfonso XII en 1885, cuando escapó a Aranjuez, ya enfermo de tuberculosis, en plena epidemia de cólera y, a su regreso a Madrid, fue recibido como un héroe.

Pero ahora, en plena epidemia de coronavirus, el Rey no puede visitar a los enfermos ni animar en persona a los ejércitos blancos y verdes que combaten en esta guerra. Por no poder, ni siquiera puede honrar a los muertos, que ya son muchos más que los de cualquier tragedia vivida a lo largo de la democracia.

Y es que el confinamiento en Palacio es el mayor enemigo de un Rey. Por eso, Don Felipe ha tenido que reinventar su oficio y adaptarlo a los nuevos tiempos, a golpe de tecnología. La Zarzuela ha sustituido en gran parte las reuniones de trabajo y las audiencias por conversaciones telefónicas e, incluso, por videconferencias, como la que Don Felipe mantuvo ayer con los responsables máximos de Mercamadrid para abordar el suministro de alimentos en plena crisis del coronavirus. Aunque el Rey ya ha recurrido a este método en varias ocasiones para dirigirse a las tropas destacadas en el exterior, la de ayer fue la primera vez en que lo hizo desde su despacho, obligado por las recomendaciones sanitarias.

Pero el Rey también se reunió ayer con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en La Zarzuela, y después abrió una ronda de contactos telefónicos con los agentes sociales -CEOE, Cepyme, Asociación de Trabajadores Autónomos, UGT y CC.OO.- para abordar los graves efectos de la epidemia en el tejido social. A todos ellos les transmitió un mensaje de «ánimo, fortaleza y unidad» para vencer al coronavirus. Y a los sectores productivos les agradeció que permitan la continuidad del funcionamiento básico del país. Mientras, la Reina habló con la Confederación de Salud Mental y con la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Y ambos consiguieron romper el muro del confinamiento.

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